Está contento y juega
como un oso pequeño
pero juega a cazar, es mi
amigo, sí
no lo olvido
no puedo darle la
espalda.
Cruzo esta pasarela de
libros sabiéndolo. Una torre se unió a la otra torre y no es un
secreto umbilical saber lo que pensamos, sencillamente nos lo decimos
a la cara, o nos lo imaginamos por certezas, de esas que yo ahora
mismo necesito, para que me permitan seguir aquí contigo. No es
egoísmo, todos necesitamos al menos un metro cuadrado de autoestima
para evitar cualquier desastre en nuestras vidas. Pero la mayoría de
veces en que pensamos que nos vamos a la mierda es porque nos
imaginamos la imperfección como un defecto, sin darnos cuenta que es
un perfecto lugar de exploración donde poder darle vida a nuestros
sentidos, pasos recuerdos a nuestra imaginación.
En este bosque huele a
sabia pero tú y yo no la dividimos, aprendimos a beber agua entre
veneno de salivas. Así que esta vez no me lo pidas, no me digas que
cambie una sola coma de esto que te digo, déjame volar desde esta
realidad aunque esté equivocado. Porque como siempre, no se trata de
tener razón a voces, sino de compartir contigo este mínimo espacio
que me gusta habitar. Este cordón umbilical, esta pasarela que se
puede caminar entre dos torres de pasos unidos desde la calle hasta
este bar. Porque como siempre, se trata de tener razón a veces, de
que esta noche me acompañes con una mirada y
un-pulgar-de-aprobación, aunque suene a e-qui-vo-ca-ci-ón esta
cerveza.
Huele a sabia pero no la dividimos by Carlos Salas Ruiz is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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